Porqué yo soy Charlie
La mejor forma que tiene una sociedad para avanzar, ¡para no estancarse!, es estar siempre cuestionando las ideas, creencias, convicciones e ideologías más arraigadas dentro de ella.
Solo el escrutinio de las ideas, esto es: estirar, retorcer, doblar, deformar, argumentar, contra argumentar, permitirá que se avance a mejores estados del conocimiento.
Una verdad, ¡cualquiera!, siempre estará condicionada a nuestro conocimiento individual -¡y el de la sociedad!- en ese momento del tiempo, solo ese escrutinio permitirá no caer en el estancamiento.
Como lo señaló en 1859 John Stuart Mill en “Sobre la Libertad”, las sociedades de oriente cercano son el más claro ejemplo de ese estancamiento.
Sociedades que fueron en su momento la cuna de la civilización y que ya en ese entonces –hace más de 150 años- constituían un claro ejemplo del estancamiento al que puede llegar una sociedad que no permite las libertades fundamentales -libertad económica, política y civil.
Otro ejemplo de este tipo de estancamiento, es el señalado por Hayek en “Camino de servidumbre”, donde señalaba la sumisión a la que cayó la sociedad alemana para dar paso a la Alemania Nazi.
Los hechos sucedidos hoy en Paris son deplorables, y no pueden ser justificados de ninguna manera, las personas tenemos derechos, derecho a la Vida, a la Libertad y a la Felicidad.
Las creencias, ideas y convicciones no tienen derechos, y solo nos ayudan a vivir mejor si son cuestionadas, ¡no olvidemos nunca eso!
La humanidad no puede permitirse volver a registrar otro holocausto, el estado islámico en general, y este tipo de actos en particular, pueden llegar a constituir una nueva página oscura, muy oscura, de la humanidad.
Hoy muchos critican, e incluso lamentablemente censuran, la sátira, irrespeto o irreverencia de la Revista Charlie Hebdo.
Ese tipo de irreverencia o irrespeto se ha dado en otros momentos, décadas o siglos atrás, por ejemplo:
- cuando una negrita quería ir a la misma escuela que otros niños blancos
- cuando una irreverente mujer quería votar
- cuando un irrespetuoso negrito quería ir al baño de blancos
- o cuando una mujer se opuso a que la cambiaran por cabras y pan; luego esa irreverente mujer incluso quiso trabajar
Hay que tener claro -¡bien claro!- que lo que hoy se considera irreverente, se considera así por nuestra apreciación de la realidad, y esa apreciación puede estar equivocada, muchas veces lo ha estado.
Para un filósofo, recordar el suicidio al que forzaron a Sócrates, es un ejemplo de esa equivocación; para un cristiano, el más claro ejemplo es la crucifixión de Jesús.
Las construcciones lógicas, ¡los paradigmas!, tienen que estar siempre mejorándose y actualizándose, y eso solo se logra cuando se critican las ideas, convicciones e ideologías, cuando se aporrean de la forma más fuerte, involucre esto -o no- la sátira, irreverencia o irrespeto.
Algunas ideas sobrevivirán a esa crítica, como el respeto a la vida que hoy la mayoría de las sociedades defienden, otras ideas caducarán, pero ese proceso de mejoramiento no se debe detener.
Muchas de las cosas que hoy creemos correctas, que criticarlas resulta ofensivo para muchos, en el futuro podrían considerarse una aberración, no olvidemos nunca eso.
Esta foto, que casualmente tomé en una esquina francesa, encierra lo que los valientes dibujantes -hoy difuntos por realizar su trabajo- tenían muy claro: la libertad no se define por la seguridad.
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