Un Nuevo Capítulo en la Historia Monetaria Mundial
El pasado 24 de abril de 2011 Ben Bernanke, en representación
del consenso de los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto de la Reserva
Federal, dio el primer discurso en la historia
monetaria mundial en el cual un Banco Central daba explicaciones sobre sus decisiones de Política Monetaria.
En primera instancia este podría ser un hecho que podría
ser pasado por alto, y confundirse con una más de las conferencias de prensa a
las que los Bancos Centrales de primer
orden nos tienen acostumbrados, sin embargo, por más sutil que parezca, el paso dado por la Reserva Federal es uno de
los mayores pasos que ha dado la Teoría Monetaria en las últimas décadas, saltando desde los libros de
texto a la práctica en lo que ha transparencia
se refiere.
Existe un ¿chiste? que dice que Bernanke entró a la FED
con su libro “Metas de Inflación”
bajo el brazo, y que pocos meses después de haber asumido la presidencia del
FED, tuvo que cambiar ese libro por su otro famoso libro “Ensayos sobre la Gran Depresión”. Pues bien, con el paso dado este 24
de abril del 2011, podríamos decir que estamos en una fase de regresión hacia
el libro inicial.
La transparencia de un Banco Central es un asunto relativamente
nuevo, pero muy importante para todas las personas y empresas, es a través de
ese flujo de información es que se forman las expectativas respecto a las
principales variables económicas, tales como inflación (y tasas de interés),
producción y tipo de cambio, entre las principales.
Este paso hacia un mayor grado de transparencia debe entenderse
como tal, un paso en la dirección correcta.
Hay muchas otras buenas prácticas que se deberán implementar,
como una mayor apertura a la prensa durante las reuniones de las Juntas
Directivas de los Bancos Centrales, la revelación de conflictos de interés por
parte de los miembros de dichas Juntas Directivas, la adopción de un código de
ética, entre algunas otras medidas que no solo ayuden a mejorar la
transparencia, sino también la confianza en los miembros que toman las decisiones.
Hay que recordar que todas las instituciones están dirigidas por personas -no existe tal cosa como
una institución en sí misma, o una que esté dirigida por genios benévolos-,
por lo que al mejorar la transparencia y la confianza sobre las decisiones que
se toman a lo interno de estas instituciones, esa mejora en la cantidad y
calidad de la información disminuirá la incertidumbre en la toma de decisiones
por parte de los agentes económicos, lo que lleva al equivalente a una mejora
tecnológica que permite producir/decidir de una forma más eficiente.
La era de la
información en la que nos encontramos exige este giro, no solo en lo que
respecta a un Banco Central, sino también en lo relacionado a todas las instituciones
que prestan servicios públicos, es en definitiva una práctica que debemos
emular.
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