Costa Rica y la Enfermedad Holandesa, dos historias muy distintas
La enfermedad holandesa es un fenómeno
económico acuñado a raíz de la recesión que experimentó Holanda posterior a la
década de los años setenta, después de que el descubrimiento de grandes yacimientos
de reservas de gas natural y petróleo en ese país provocara un aumento sin
precedentes en las exportaciones de estos bienes.
La alta rentabilidad de esas exportaciones incentivó
a otros sectores a invertir en esa industria, provocando un significativo
desplazamiento productivo. Así mismo, la sobreabundancia de divisas producto de
las crecientes exportaciones provocó una fuerte apreciación del florín (47% entre
1971 y 1980), lo que provocó la pérdida de competitividad de las otras
industrias exportadoras acentuando la reconversión productiva.
Cuando el boom de esas exportaciones pasó y esa
prosperidad transitoria se esfumó, Holanda era ya una economía duoproductora,
con poco desarrollo industrial y agrícola, su mano de obra era poco calificada,
dependía de las importaciones para satisfacer la demanda interna y en general
las expectativas de crecimiento para el corto y el largo plazo se habían
contraído considerablemente.
Costa Rica presenta una historia muy diferente,
la reciente apreciación del colón, que claramente está golpeando a una parte
del sector exportador, no es sinónimo de dicho fenómeno económico.
El desarrollo industrial costarricense es respetable,
la oferta de bienes y servicios ha venido creciendo a través de los últimos
años aumentando su diversificación e incursionando en actividades de mayor
valor agregado, la mano de obra costarricense es cada vez más especializada, en
fin, nuestra economía ha logrado diversificarse a través de la mejora en
competitividad, invirtiendo en educación, investigación y desarrollo de nuevos
productos y procesos; además de aprovechar la apertura e integración comercial.
La apreciación del colón es una clara manifestación
del modelo Mundell-Fleming, el cual dicta que los flujos de capital y
financieros presentan una velocidad de ajuste mayor a la de los flujos
comerciales, o sea, que el mercado de capitales se ajusta más rápido que el
mercado de bienes y servicios.
La subvaluación del colón que sugiere la
combinación de un esquema cambiario semifijo y la acumulación de reservas
monetarias internacionales, que entre 1998 y 2008 crecieron US$3,726mm o 3,3
veces, justifican que una vez pasada la gran recesión el ajuste hacia la apreciación
que se venía gestando se vuelva a retomar.
Comentarios
Publicar un comentario