Quantitative Easing
De Japón a
Estados Unidos, ¿hemos aprendido algo?
“En resumen, la lección básica de la Gran Recesión de
Japón para los responsables de la política económica es confiar en lo que se ha
aprendido en la clase de macroeconomía intermedia: incluso en difíciles
circunstancias económicas e incluso en contextos institucionales muy diferentes
de los contextos en que se desarrolló, el modelo de política de estabilización
de los libros de texto convencionales sigue siendo válido” Kenneth N. Kuttner
y Adam S. Posen, “The Great Recession: Lesson for Macroeconomic Policy From Japon”,
Brookings Papers on Economic Activity, 2, 2001.
La Gran Depresión, posibles explicaciones
A grandes rasgos la Gran Depresión de la década de
1930 se caracterizó por caídas en el mercado accionario que rondaron el 70%,
serios problemas bancarios relacionados a confianza y disponibilidad del
crédito, bajas tasas de interés, una caída en la producción cercana al 50%, una
deflación que en algunos casos alcanzó el 40%, imposición de barreras
comerciales que colapsaron el comercio internacional, tasas de desempleo que
alcanzaron el 25%, todo acompañado con inestabilidad política. Sin duda alguna,
esta es la peor debacle económica que se encuentra bien documentada.
Las posibles explicaciones, porque aún no hay
unanimidad respecto su origen, vienen de los siguientes puntos de vista:
- Para
John Maynard Keynes esta se produjo por la pérdida de
confianza de los inversionistas, la que ocasionó una fuerte contracción
del gasto.
- Milton
Friedman explica que el problema vino de la política monetaria
excesivamente restrictiva que impuso el patrón oro, la cual provocó la
deflación que redujo el gasto agregado.
- Por
su parte, Charles Kindleberger señala que la escalada de aranceles deterioró
el comercio mundial, situación que no se vio acompañada de un liderazgo
que echara atrás esto e implementara el financiamiento para iniciar la
recuperación.
- Los
conflictos de posguerra fueron señalados por Meter Temin, el cual
argumenta que las disputas entre ganadores y perdedores por reparaciones
de daños de guerra minaron las finanzas públicas y su capacidad de
respuesta ante la crisis.
Como se observa, no existe consenso al respecto de las
causas puntuales de la Gran Depresión, pero si puntos de vista que señalan
aspectos muy válidos que explican como una simple recesión terminó en el peor
acontecimiento económico en la reciente historia de la humanidad.
Inacción y desconocimiento
En 1857 John Stuart Mill señalaba que los peores males
de la humanidad se podían resumirse a dos factores puntuales, la desidia
y la ignorancia.
Si hay algo en lo que si hay consenso es que tanto en la Gran Depresión, como
en la recesión japonesa, las autoridades fiscales y monetarias pecaron por su
inacción, la cual en alguna medida se resguardaba en el mismo desconocimiento
del fenómeno, por lo menos en lo que respecta a la Gran Depresión.
- Desde
el apartado monetario el patrón oro provocó que se experimentara una
contracción monetaria cercana al 25%, la cual indujo a una fuerte deflación
que provocó una redistribución de riqueza de los deudores a los
acreedores, reduciendo el gasto total de la economía en una forma
significativa.
- En
cuanto a política fiscal el peor error fue el “presupuesto equilibrado”, lo cual hizo que la política fiscal
no sólo no ayudara a elevar la demanda agregada sino que la contrajo aún
más.
En definitiva hemos aprendido mucho en los últimos 80
años, incluso, existen ya instituciones que impedirían que se repitan los
errores del pasado.
La evasiva monetaria a la trampa de la liquidez (Quantitative Easing)
En los últimos días el concepto de “Quantitative
Easing” se ha escuchado frecuentemente en los medios de comunicación
especializados a nivel internacional, y como sucede con frecuencia, una inmensa
mayoría habla de este concepto sin entenderlo o estudiarlo a fondo.
Algunos dicen que se trata de aumentar la liquidez del
mercado para que las tasas de interés de corto, mediano y largo plazo se
acerquen a 0%, con lo cual se aumenta la disponibilidad a prestar de los
bancos, se menciona que era también una medida para combatir la deflación,
entre muchas otras explicaciones.
Sin embargo, el “Quantitative Easing” no es más -ni menos-
que el “last chance” monetario, es básicamente un enfoque con el cual los
monetaristas pretenden brincarse
la trampa de la liquidez.
Esta consiste en la postura de que cuando ya el Banco
Central ha bajado sus tasas de interés de política monetaria a niveles
sumamente bajos (cercanos al 0%), la política monetaria de disminución de tasas
de interés pierde efectividad, o sea, aunque exista un estrecho margen para
seguir bajando las tasas, por ejemplo de 1% a 0,25% -o 0% inclusive, el efecto
que esta acción va a tener en la economía es muy reducido, inclusive nulo.
Es así como los monetaristas responden con la postura
del “Quantitative Easing”, la cual no es más que una expansión monetaria en un
contexto de tasas de interés de referencia sumamente bajas, donde la
herramienta de disminución de tasas de interés nominales ya no tiene mayor
espacio.
El fin de esta expansión monetaria es muy sencillo: ¡aumentar las expectativas de inflación!,
con esto, se disminuyen los niveles de tasas de interés reales esperados, lo
cual promueve la inversión, ya que la gente demandará crédito simplemente por
las expectativas tasas reales aún más negativas. Así mismo, el aumento en las
expectativas de inflación provocaría presiones a la depreciación del tipo de
cambio, mejorando las exportaciones netas, de esta forma ambos efectos
provocarían una expansión de la demanda agregada.
En resumen, como ya han bajado las tasas nominales para
incentivar y no las pueden bajar más allá de 0%, esto es lo último que les
queda por hacer, influir en las expectativas de tasa de real porque la tasa nominal
no se puede bajar más.
Epilogo
Estados
Unidos han implementado diversas medidas desde el ámbito fiscal y desde el
monetario, lo que refleja acción y conocimiento del fenómeno que
enfrentan, esto debe ayudar a que la actual recesión no pase de eso.
Adicionalmente, la postura del quantitative easing debería influir en niveles
de inflación mucho más altos a los actuales, así como, en una nueva debilidad
del dólar en el futuro cercano.
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