¿Qué hacer con el aguinaldo?
Algunos consejos prácticos
El aguinaldo, esa bonificación por el
esfuerzo de todo un año laborado, constituye una de esas cosas que con más
ansias esperamos. En ocasiones, incluso, se ha esperado tanto que cuando llega
lo tenemos más que gastado. Decir qué hacer con algo tan propio es bastante
difícil, cada uno de nosotros sabe qué ha hecho -y ha dejado de hacer- para
ganárselo, pero por ese mismo sacrificio que él implica siempre es necesario
“hacer una pausa en el camino” y considerar cuáles podrían ser algunos de sus
usos deseables.
Primero que todo hay que hacer cuentas,
¿cuánto debo?, ¿cuál es el costo de ese endeudamiento? y ¿en cuánto tiempo
tengo que pagar esas deudas?, son las primeras preguntas que debemos hacernos.
Tener presente las respectivas respuestas nos permite tener una mejor
perspectiva. Si debo un monto similar a mi aguinaldo, el cual debo cancelar en
el próximo año y que tiene un costo de un 35%, sería algo poco admirable que
metamos nuestro aguinaldo en algún tipo de inversión que nos pague -a lo sumo-
8%.
Es claro que en algunos casos los pagos
-mensuales, quincenales o incluso semanales- de esas deudas no llegan a
constituir una carga relativamente importante para nosotros, o sea, “no se
sienten”, sin embargo, si se hacen números podemos ver que vale la pena ordenar
nuestras cuentas primero.
Supongamos que usted tiene una deuda de
¢500.000 por la que paga 35% anual, la cual tiene que cancelar durante el
próximo año, además, pensemos que casualmente su aguinaldo es por ese mismo
monto. Ahora bien, usted está entre la tentación de gastarlo o de realizar el
sacrificio de pagar sus deudas anticipadamente.
Por esa deuda usted pagaría alrededor de
¢50.000 al mes, o sea, pagaría ¢600.000 durante todo el año, mientras que si
cancela esa deuda con su aguinaldo, amarra el ímpetu de gastar y ahorra esos
cincuenta mil colones por mes, a una tasa digamos de 5,5%, usted tendrá dentro
de un año ¢615.000, a los cuales si les suma el aguinaldo del año que viene,
bien podría contar con ¢1.155.000. Esos son los números, las ventajas del
ahorro ¡no son un mito urbano!
Otros usos que usted podría considerar son
otro tipo de inversiones, pero no de esas inversiones típicas y algunas veces
hasta aburridas, invierta en usted, en sus hijos, o en su vejez.
Por su vejez debe entenderse planes de pensión voluntarios, seguros de vida que funcionan como fondo de pensión -si tenemos la suerte de no usarlos, o alguna otra forma de asegurarnos que vamos a mejorar nuestra calidad de vida cuando ya hemos dejado de trabajar. Un esquema de aportes adicionales constantes a través de nuestra vida laboral, es una de las mejores formas de asegurarnos una mayor estabilidad económica cuando ya los años han pasado por nosotros.
Por su vejez debe entenderse planes de pensión voluntarios, seguros de vida que funcionan como fondo de pensión -si tenemos la suerte de no usarlos, o alguna otra forma de asegurarnos que vamos a mejorar nuestra calidad de vida cuando ya hemos dejado de trabajar. Un esquema de aportes adicionales constantes a través de nuestra vida laboral, es una de las mejores formas de asegurarnos una mayor estabilidad económica cuando ya los años han pasado por nosotros.
Cuando decimos invertir en usted o en sus hijos nos referimos a invertir en educación, hay pocas inversiones -por no decir ninguna- que generan rendimientos tan altos como lo hace este tipo de inversión. Las puertas que cada uno de nosotros abre por sus propios méritos, o la misma realización personal, son aspectos que determinan nuestra calidad de vida y nuestras mismas capacidades económicas.
Otro destino alternativo son las asociaciones solidaristas. Estas por mucho superan los rendimientos que se pueden alcanzar en la mayoría de los fondos de inversión, certificados de inversión o algunos otros instrumentos de inversión habituales. Los esquemas de ahorro voluntario y navideño permiten que nuestros ahorros crezcan a tasas que valen aún más la pena. Si consideramos en nuestro ejemplo anterior los rendimientos que dan estos tipos de inversión, de alrededor de 10%, esos ¢50.000 al mes que empezaría a ahorrar, significarían un ahorro de ¢628.000 para finales del próximo año.
En fin, consumir, gastar, o bien, si se quiere ver así, chinearse un poco, siempre tiene su gratificación, pero el desahogo que implica una o dos horas de hacer números, bien podrían hacerle la vida mucho más fácil durante los próximos meses o años, está en cada uno de nosotros sopesar cuál de los usos alternativos le podemos dar a nuestro anhelado aguinaldo.
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