Miopía cambiaria
Hace poco más de tres
meses, 30/Ene/07, el banco central realizó la última variación al sistema de
bandas cambiarias. Esta consistió principalmente en que a partir de esa fecha
el piso de la banda no aumentaría más y permanecería en ¢519,16, antes
aumentaba 6 céntimos diariamente. Mientras tanto, el techo de la banda –referencia
bastante inútil- dejaría de aumentar los 14 céntimos como lo venía haciendo,
para hacerlo de ese momento en adelante a 11 céntimos diarios.
Después de esta última
transformación al sistema cambiario una gran proporción de individuos hemos
afrontado un cambio de paradigma, ¡hemos visto como ahora el tipo de cambio no aumenta!,
situación a la que no estábamos acostumbrados desde hace más o menos un cuarto
de siglo.
Esto sin duda alguna ha
afectado a algunos sectores de la economía costarricense, a unos –los
generadores de dólares- negativamente, mientras que a otros –los que demandan o
compran dólares- positivamente. Ni que mencionar a aquellos que aprovechando
las bajas tasas en dólares optaron por endeudarse en esta moneda, más si lo
hicieron antes de la implementación del sistema de bandas.
Para los bancos que
consolidan sus estados financieros en dólares, estos cambios les han ayudado ha
mejorar el perfil de riesgo de los no generadores de dólares, ya que el aumento
día a día que experimentaba el tipo de cambio ahora no debería –en la práctica-
considerarse como un factor de riesgo efectivo.
La principal causa detrás
de esta inmovilidad en el tipo de cambio está basada en dos factores, uno –el
más importante- la sobre oferta de dólares que enfrenta la economía nacional, y
dos, la demanda ficticia que realiza el banco central.
La sobre oferta de dólares
es una situación que cada uno de nosotros constata día a día en situaciones
particulares, que abarcan desde esas situaciones donde nos dicen “¿me podrías
cambiar estos dólares?”, hasta las negociaciones con los traders de monedas del
banco que acostumbramos usar, o las firmas de contratos que se pagarán en dólares.
La demanda ficticia o
inducida, es la que hace el banco central comprando dólares a ¢519,16, cuando
los demás bancos lo hacen a tasas menores a ese nivel, únicamente porque saben
que si necesitan venderlos el banco central se los comprará en esos ¢519,16.
Este asunto es muy simple,
hay una cantidad de dólares que todos los días entra a nuestros negocios,
oficios y diario vivir, que es mayor a la cantidad de dólares que necesitamos
para realizar nuestras acostumbradas transacciones y ahorros, por eso para que
alguien acepte dólares está cada día dispuesto a pagar menos por ellos, lo que
hace que el tipo de cambio - el precio del dólar- disminuya.
Las autoridades del banco
central han manifestado que dada esa sobre oferta de dólares, además de las nuevas
expectativas inflacionarias, han decidido mantener el piso de la banda fijo,
sin embargo, contra el principio de transparencia que debe imperar en un
sistema cambiario como este, ese mismo martes 30 de enero de 2007 salieron al
mercado al mayoreo a comprar dólares a tipos de cambio mucho mayores al mismo
piso. Tipos de cambio que incluso llegaban a ¢521, lo que hizo que el tipo de
cambio de referencia aumentara poco más de medio colón al día siguiente, efecto
que ellos buscaban.
Sin embargo, las condiciones
de mercado, que parecen no ser únicamente para el corto plazo, ha vuelto a
disminuir paulatinamente esas perturbaciones hasta llegar a disminuir poco más
de un colón el tipo de cambio de venta y alrededor de 50 céntimos al tipo de
cambio de compra. Es importantísimo resaltar que esas perturbaciones están
siendo realizadas por el ente que debería tratar de aminorarlas, bajo el
sistema cambiario actual, claro está.
Dicha actuación está
contemplada como una intervención marginal o intramarginal. Sin embargo, estas
deben ser anunciadas y bien establecidas, la forma como han hecho estas
intervenciones, adicional a los cambios anunciados en el piso de la banda (que
implicarán otros cambios a futuro dada la necesidad de hacer que este empiece a
disminuir antes de liberalizar el tipo de cambio por completo), terminarán
minando la credibilidad del sistema, posibilidad que sin duda la autoridad
monetaria deberá tomar en cuenta.
Solo queda esperar que esta miopía cambiaria
desaparezca, que el banco central empiece a poner sus ojos en el futuro cercano
-cuando liberalice por completo el tipo de cambio-, y conduzca al mercado
cambiario a una transición ordenada.
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