Imposibilidad en la predicción del tipo de cambio
Pues bien, tendré que pasar
por el inconveniente de contarle que no es el primero, y tampoco será el
último, de aventurarse en esta interesante tarea sin cosechar los frutos
deseados.
Sin embargo, esto no debe
ser causa suficiente para que eche atrás sus intensiones, y tampoco para que aquellos
que aún no se han arrollado las mangas dejen la tarea antes de comenzarla.
¡El premio de conseguir el
objetivo iría más allá del emocional!, podría incluso ser justa causa para que
se le otorgue el premio Nobel en economía. Eso sí, si no lo tienen a mal, en la
ceremonia de entrega del Nobel recuerden, al menos, el nombre de aquél que les
decía que era una tarea casi imposible.
La investigación de
referencia con el objetivo de anticipar la dinámica de los tipos de cambio fue
expuesta en la reunión de la Sociedad Econométrica de diciembre de 1981. Esta
formulación fue realizada por los profesores Richard A. Meese y Kenneth Rogoff,
ambos en ese entonces miembros del Comité de la Reserva Federal de Estados
Unidos (banco central).
Estos señores, al igual que
muchos de nosotros, observaron la importancia que podría tener en la actividad
económica la anticipación de la evolución del tipo de cambio.
Cabe la pregunta del por
qué realizaron tan tarde esta importante investigación. El porque está
básicamente supeditado a que antes de 1973 la mayoría de las monedas estaban
ligadas al dólar por medio de un tipo de cambio fijo -debido al acuerdo de Bretton
Woods, por lo que antes de ese año no había gran interés/dificultad en realizar
dichas proyecciones.
Este acuerdo tenía como principal
objetivo establecer un sistema monetario internacional con un tipo de cambio fuerte
y estable, fundamentado en el dominio del dólar estadounidense a través de un patrón
oro.
De esta forma EE.UU. debía conservar
el precio del oro en US$35 por onza, garantizando la convertibilidad de dólares
por oro a ese precio sin ningún tipo de restricción ni limitación. Esto hacía
que los demás países fijaran el precio de sus monedas con relación al dólar
(tipo de cambio respecto al dólar) e hicieran todo lo necesario para que estas
no fluctuaran más allá de un 1%.
Este sistema colapsó cuando
EE.UU. empezó a resolver sus necesidades financieras imprimiendo dinero
–cualquier semejanza con nuestro banco central y el financiamiento de sus
famosas pérdidas es mera coincidencia.
Este dinero claramente no
obedecía a mayores reservas de oro en manos del gobierno estadounidense, lo que
generaba dudas –y posiciones especuladoras- sobre una devaluación del dólar
respecto al oro, y por consecuente de las demás monedas respecto al dólar.
Fue así como entre 1971 y
1973, con el objetivo de eliminar la importación de inflación estadounidense a
través del tipo de cambio fijo, la mayoría de las economías dejaron flotar
libremente sus monedas respecto al dólar – he aquí otra similitud con nuestra
economía, solo que para nuestro caso hemos dejado de lado al desgastado colón
para adoptar al mismo dólar, en la mayoría de los casos.
Entre las monedas que
empezaron a flotar libremente después de 1973 están la libra esterlina, el yen
japonés y el marco alemán, las cuales fueron las monedas que con relación al
dólar, Meese y Rogoff realizaron su conocido estudio.
Después de estos autores
con el paso de los años muchos otros han actualizado este trabajo, sin embargo,
a pesar del esfuerzo realizado, constatado en estas numerosas investigaciones
empíricas, las cuales se han acompañado de los avances en el campo informático de las últimas décadas, lo único que se han corroborado es la
imposibilidad de predecir las fluctuaciones en el tipo de cambio, tanto a corto
como a mediano y largo plazo.
De esta forma se ha
comprobado a través de los años, y muchísimas investigaciones, que la mayoría
de los modelos multivariantes y univariantes, y todas sus variaciones, son incapaces
de predecir el tipo de cambio, corroborando así la conocida hipótesis/disclaimer
de eficiencia en los mercados financieros y cambiarios, la imposibilidad de
predecir rentabilidades futuras en función de sus valores presentes y pasados.
Estas
son algunas de la razones por las que debe tener cuidado cuando le ofrezcan
predecirle –o enseñarle a predecir- el tipo de cambio, la única forma de
asegurarse el precio de una divisa es adquiriendo una cobertura cambiaria, y
eso, al igual que cualquier seguro, tiene su costo.
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